La transformación suele ser muy placentera, como un gran viaje con tu droga favorita.
Una vez que despiertas transformado en algo mas, todo lo que te rodea adquiere nuevos tonos.
Tal vez podemos ver el aura de las cosas, como algunos humanos lo afirman; nuestros ojos adquieren nuevas habilidades, al igual que nuestro cuerpo.

Y la mente esta ansiosa por ponerlos a prueba.

Jin se levanto con un simple movimiento, sus heridas se comenzaban a cerrar con rapidez, sus músculos crecían en poder y volumen.
Su energía en estos momentos era interminable.

Todo lo contrario a mi condición actual.
Este proceso siempre terminaba agotándome, los rumores dicen que una vez que te acostumbras a ello no representa un gran problema.
Pero para mí esto es algo en lo que tengo muy poca practica.

Marlon y Rómulo mantenían su distancia, su mente me estaba velada en este momento, no podía ni imaginar que pasaba por su cabeza.

—Deberías hacerlo mas seguido.

La voz de Legión me trajo de vuelta al mundo real, hasta este momento no había notado que estaba tirada en el suelo, legión me ofreció su mano para levantarme; quise rechazarla, pero no podía ponerme de pie por mi misma, tuve que aceptar su gesto de amabilidad.

Jin me observaba con curiosidad, tenía tantas preguntas por hacer.
Pero no estaba en condiciones de responderlas.

—Jin debe alimentarse y tu debes descansar, si me lo permites lo llevare a cazar, es un chico listo, no creo que tenga problema alguno.

Realmente no tenia opción, aunque todo esto seguía pareciéndome muy sospechoso, muy pronto descubriría la verdadera razón de por que Legión estaba aquí; y presiento que no me saldrá nada barato.

—Déjame hablar con el primero.

Legión sonrió, se dirigió a Jin y lo envió a mi lado.

Jin estaba excitado, sus emociones se desbordaban en un torrente incontenible, no necesitaba leer su mente para saberlo.

—¡Lo hiciste! finalmente lo hiciste, me convertiste en alguien como tu.

Jin es el único que realmente quería esto, después de todo lo que tubo que soportar, esta nueva vida que le ofrecí era lo único importante para el.
Y ahora tenía lo que siempre quiso.

—Jin, escúchame, en este momento estoy muy cansada como para explicarte las cosas, por eso debes ir con Legión, él es alguien de confianza, él te dirá que hacer.

Jin volteo la cabeza, observo detenidamente a Legión, su mente comenzó a trabajar a un ritmo infinitamente veloz.

—Él… él no es como nosotros, él es completamente diferente, ¿cierto?

En eso Jin tenia toda la razón, cualquiera podía notarlo; Legión es un jodido monstruo.

—Así es, él es diferente, pero por el momento, debes ir con el, él te protegerá y te enseñara lo que debes hacer; debes alimentarte, recuperar tus fuerzas.

Jin me dirigió una mirada de preocupación, le importaba que yo también necesitara alimentarme.

—No te preocupes por mi, yo podre sobrevivir sin problemas, ahora ve, Legión te guiara.

Jin obedeció, no era algo particularmente fácil, dejar que Legión lo llevara a su primera cacería, pero era algo que debía hacerse.
Ambos salieron por la ventana, Legión me dirigió una sonrisa antes de salir.

¡Bastardo!

—No deberías ser tan ruda con el, al parecer todos lo odian.

Esa voz.
La pequeña Elle.
No note su presencia en todo este tiempo.
¿Fue mi debilidad o fue algo más?

—Al parecer tú lo estimas mucho, pero dudo que lo conozcas tan bien como yo.

—Puede que no, pero lo conozco ahora, y eso es lo que mas importa.
Es por eso que vinimos aquí, contigo.

Sus labios formaban una sonrisa encantadora, sus blancos dientes eran perfectos.

—¿Tu conoces la razón por la cual Legión me ayudo?

Elle respondió con una ligera risa.

—Claro que conozco la razón, vinimos a ayudarte.

Algo no me quedaba del todo claro, no podía confiar en esta niña, sin importar que tan hermosa fuera.

—Te lo demostrare, Legión se fue con Jin para que nosotras pudiéramos estar a solas, necesitamos charlar.

¿Elle y yo solas?
Ella claramente no era alguien común, pero dudo mucho que sea tan poderosa como para poder ayudarme.

—En eso te equivocas.
Y te lo demostrare.

Elle camino hacia donde me encontraba, extendió sus brazos y me beso la mejilla.
Su piel era en extremo cálida, como si un fuego sobrenatural ardiera permanentemente en su interior.

Acerco sus cálidos labios a mi oído derecho, sus palabras fueron un susurro.

Un susurro que helo mi piel.
—Bebe mi sangre, de esa forma tendrás la fuerza necesaria para tu venganza.

Ese bastardo de Legión, que demonios planea.
Traer a esta pequeña asta mis brazos y esperar que me alimente de ella.

Debo admitirlo, esa oferta suena tentadora.





-marius von cheshire



Los rumores terminaron por convencer a la desconfiada de Julieta, si tanta gente lo decía, debía ser verdad.

Pero eso no era suficiente.
Por eso ella fue personalmente a comprobarlo.

Y lo comprobó.

Romeo la engañaba.
Lo hacia con cuanta mujer se le pusiese enfrente; a pesar de que Romeo le prometió amor eterno y fidelidad.

Romeo le era infiel.

Los sentimientos de Julieta eran muchos.

Odio, coraje, desesperación, tristeza, decepción.
Y muchos más.

Pero solo uno la dominaba.

Venganza.

Esta noche Romeo pagaría por su insulto.

Esa noche Julieta cocino algo especial, uso la vajilla de porcelana, vistió su vestido mas elegante y su ropa interior mas sexi.

Su hermosura volvía a ser la misma que en su juventud.

Romeo llego a la misma hora de siempre.

Saludo a Julieta con un frio beso en la mejilla y se sentaron a cenar.
No noto la vestimenta especial de Julieta.
No hasta que fue demasiado tarde.

Julieta sirvió una copa del vino favorito de Romeo.

Romeo no pudo distinguir ese extraño sabor.
Un sabor que no pertenecía al vino.
Un sabor que lo llevo a la inconciencia.

Al despertar, Romeo noto su inmovilidad.
Estaba sujeto a una silla, sujeto a ella; de manos y piernas, sujeto con cinta adhesiva.

Julieta estaba frente a él.
Sonriendo.

           Solo te lo preguntare una vez.
¿Me engañas con alguna otra mujer?

Esas fueron las únicas palabras que dijo Julieta.
No necesitaba realmente una respuesta.
Solo esperaba algo de sinceridad de parte de Romeo.

Romeo no fue sincero.

La venganza seria salvaje.
Sin dudas ni titubeos.

Un viejo cuchillo oxidado fue el arma perfecta.
Julieta corto la mano derecha de Romeo.

No la corto de un solo golpe.
El cuchillo estaba oxidado y casi sin filo.
Julieta tomo su tiempo.
Lento y doloroso.

Y justo como Julieta lo esperaba.
Los gritos de perdón y sufrimiento de Romeo fueron el mejor afrodisiaco.

Julieta tenía la mano cercenada de su amado en sus manos.

Recupero lo que era suyo.

La herida de Romeo sangraba como si de una fuente se tratara.
Sin embargo, aun no moriría.
Romeo debía ver lo que Julieta haría a continuación.

Julieta comenzó a lamber uno a uno los dedos de la mano cercenada de Romeo, los chupo despacio, saboreando la sangre que en ellos quedaba.

Julieta comenzó a retirar una a una sus prendas, con un ritmo lento, dejando que Romeo disfrutara de su cuerpo por última vez, aunque solo fuera con su vista.

Julieta deslizaba la mano cercenada de Romeo por todo su cuerpo, lentamente, sintiendo su frio contacto con toda su piel, dejando rastros sangrientos por todas sus prendas.

Muy pronto Julieta quedo en ropa interior.
Un fino conjunto.
Encaje negro y un ligero blanco.

Ambos manchados por igual.
Pero lo mejor vino cuando Julieta quedo completamente desnuda.

Los dedos muertos recorrieron los senos de Julieta.
Tocaron lentamente los pezones erectos.
Recorrió su aureola con movimientos circulares, lentos.
Si la mano estuviera viva hubiera apretado el par de pechos de Julieta.
Habría pellizcado sus pequeños pezones erectos.

Pero la mano estaba muerta.
Casi como el dueño.
Pero no aun, sus ojos estaban completamente atentos de la escena que Julieta le brindaba.

La mano muerta comenzó a bajar lentamente por el cuerpo cada vez mas vivo de Julieta.
Su frio contacto provocaba cada vez mas placer a Julieta.

Y ahora ya no podía detenerse.

Se tumbo sobre la alfombra, abrió de par en par sus piernas y deslizo lentamente la mano muerta entre ellas.
Los dedos fríos y muertos, duros como piedra.

Los froto con ferocidad, con una perversa satisfacción, Romeo seguía observando, su mirada estaba inmóvil.

Julieta se masturbaba con la mano muerta de su amante.
Introducía los dedos fríos en su vagina, cada vez más húmeda, cada vez mas caliente.
Frotaba su clítoris con fuerza, con los dedos, con la palma de la mano, con el pedazo de hueso que sobresalía del corte realizado.

Tan fuerte que muy pronto comenzó a sangrar.
Su sangre se mesclo con la de su amante moribundo.
Siendo unos nuevamente.

El clímax de Julieta estaba próximo.
La muerte de Romeo sucedería en pocos minutos.

Julieta cambio la posición de los dedos fríos, los movió y junto, causando un crujido mortal con cada movimiento, los dedos estaban tiesos.
Casi como piedra.

Formo una palma, estirando cada uno de los dedos y juntándolos lo más posible.
Todo eso para poder experimentar un placer mayor.

Introdujo toda la mano en su vagina.
Completamente toda, solo dejo fuera la parte de la muñeca donde se veía el hueso.

No lo hiso de forma lenta.
De un solo movimiento veloz.
Introdujo toda la mano de forma bestial, con un solo movimiento, rasgando sus entrañas.

Esto le dio el clímax final.
Toda la mano de su amante en su interior.

Moviéndola salvajemente, adentro y afuera, izquierda y derecha.

La mano muerta de Romeo funciono mejor que ningún pene vivo.

Julieta fue llevada al paraíso.
Se sintió nuevamente viva.

Caso contrario de Romeo.
Murió con una expresión indecible de horror en su rostro.

Justo lo que Julieta quería.
Para Romeo la diversión había terminado.

Pero para Julieta aun continuaba.
Después de todo.

Romeo aun tenía otra mano.
Tan fría y muerta como Romeo.
Esta seria una larga noche para Julieta.

¿Que mejor venganza que el placer sin  restricción?




-Marius Von Cheshire





Hace 67 años la primera bomba atómica era arrojada sobre la ciudad de Hiroshima.

Lo cual dio casi por terminada la segunda guerra mundial.

No sin antes acabar instantáneamente con 80 mil personas y 60 mil después.

La guerra no es un juego.
Muchos darían todo por que así fuera.

Para que la guerra solo estuviera dentro de los videojuegos, dentro de novelas de ficción e historia.

Pero no es así.

La guerra daña a todos, civiles inocentes y familias enteras.

La guerra no es un juego.








Llegue a casa unas cuantas horas después del amanecer, el sol comenzaba a calentar el ambiente, pero nada excesivo aun.
Al llegar me di cuenta de que mi pequeña invitada se encontraba despierta, a pesar de ser muy temprano.

Elle se encontraba preparando de comer, algo extraño, ya que yo no tenía ningún tipo de comida en casa.

-       Buenos días, veo que te las arreglaste para conseguir comida y ropa nueva.

La capa del día anterior estaba sobre la cama, Elle ahora usaba una simple camiseta de algodón y una falda de mezclilla, el misterio de donde las obtuvo se aclararía pronto.

-       No salí de casa, si eso es lo que te preocupa; lo siento, debí esperar a que volvieras, use un pequeño truco, alguien me entrego esto, pero no lo recordara.

Elle dejo lo que estaba haciendo y me miro a la cara mientras se disculpaba, siempre que se dirigía a mi me miraba directamente a los ojos.
Nunca desviaba la mirada.

-       ¿usaste tu magia para conseguir la ropa y la comida?

No contesto, solo se encogió de hombros y movió su pequeña cabeza en señal de asentimiento.
Su cabello rizado se movió lentamente.

-       Muy bien, no importa ahora, termina de preparar tu comida, tenemos que hablar una vez que termines.

Sonrió.

No estaba totalmente seguro de lo que vendría ahora, hasta hace unas semanas mi vida tan solo era una continua búsqueda de diversión, encontrar algo con lo que distraerme.
Desafortunadamente, todas las distracciones duraban muy poco.

Pero el camino que me espera ahora es más prometedor, todo lo que hare no será por altruismo, obtendré mucho más de lo que podría desear.

Elle se sentó a comer, no sé que había preparado y no me interesaba, pero ella parecía disfrutarlo, de beber solo tomo un baso de agua simple.
Verla comer me relajo.
Y me recordó que tan diferente soy de todos los demás.

Deje que Elle terminara de comer a gusto, había algunas cosas que debía recoger de la casa.

Empaque todo lo necesario, todo lo que podría necesitar, y debo decir que no eran muchas cosas.
Solo un par de camisas, unos zapatos, algo de dinero y un par de regalos para Elle.

Y por supuesto, el pequeño paquete que recibí de Salmérie.
No podía olvidarlo.

Elle entro en la habitación, yo había terminado de guardar todo, pero ella aun no sabia que partiríamos.

-       ¿Viajaremos?

Me senté sobre la cama, era momento de tener otra pequeña charla.

-       Así es, aun no se nada de ti, aun no sé que es lo que tú deseas, pero creo que por el momento, debemos hacer lo que yo crea correcto.

-       ¿Piensas que alguien nos persiga? El hombre que me compro es alguien muy poderoso, no creo que se quede de brazos cruzados, hará todo lo que pueda para poseerme de nuevo.

Claramente ella sabía mucho más de su captor de lo que aparentaba, pero por el momento no era importante.

-       No debes preocuparte por eso, no soy alguien fácil de encontrar y mucho menos soy alguien fácil de enfrentar, si se cruzan en mi camino, los destrozare como lo hizo con los estúpidos del bar.

Sonrió, esa sonrisa inocente, en señal de agradecimiento.

-       ¿A donde iremos?
-       Bueno, tengo en mente algunas paradas obligatorias, en todo caso debo preguntarte, ¿que piensas hacer con tu habilidad? Sientes deseos de cultivarla o deshacerte de ella.

No dudo ni un segundo, su respuesta fue clara y firme.

-       Deseo aprender, yo sé que tú me guiaras, confió en ti.

Bueno, ahora estamos hablando.

-       Muy bien, es hora de partir, tenemos un gran viaje por delante, debemos visitar a mucha gente.
Gente a la que no le gusta ser molestada.

……..

-       Salmérie, ¿cierto? Eres bastante famosa, pero eso te convirtió en un blanco fácil, un blanco para mi. Si no me dices donde esta legión, te matare.

La casa de Salmérie estaba hecha un desastre, un grupo de hombres la destruyo, Salmérie se volvió descuidada con los años, este seria su ultimo error.

-       ¡No te diré nada, maldito estúpido! Aunque tal vez debería hacerlo, de esa forma legión podría devorar tus entrañas, así veríamos que no eres tan hombre.

El hombre frente a Salmérie sonrió, una sonrisa vacía, malvada, asquerosa.

-       Tu pequeño amigo se llevo algo que me pertenece, yo solo quiero recuperarlo, sabes, pensé que eras una comerciante, ya deberías saber como es el negocio.

-       ¡basura! Yo no trafico con vidas.

-       Oh, tal vez ahora no, pero alguna vez lo hiciste, lo recuerdas ¿no? Pero esta bien, sé que no me dirás nada.

Salmérie, su cara estaba hinchada, amarrada a una silla de madera, maltratada, sangrando, sabia que esto era lo último.
El ultimo momento de su vida.

Una pistola apunto a su cabeza, un revolver con una sola bala.
Su último pensamiento fue claro.
Solo pensó en un nombre.
El nombre del bastardo que le hiso esto

Pero la bala se lo arrebato.

Salmérie murió.

Y ella no seria la única.

- marius von cheshire