Cada época en la historia del arte tiene sus grandes exponentes, Picasso, Miguel Ángel, van Gogh, y cientos más.
Todos ellos hombres de insuperable talento.

Pero sin duda alguna el talento representante del siglo xxi es una gran mujer.

Su nombre es Cecilia Giménez.


Su talento natural para la restauración de obras de arte es indudable, solo basta darle una mirada al “Ecce homo”

Esperemos que su fino y asombroso talento nos brinde mas obras de arte en el futuro.

Y vaya que nos hace falta gente con talento.

Algunos cuantos han intentado copiar su trabajo, pero solo son meras copias del talento puro.












—Llegamos, despierta Elle, por fin llegamos.

Elle dormía en el asiento trasero de la camioneta, el viaje duró unas cuantas horas, habrían sido mas si me hubiera detenido en algunas ocasiones, pero no lo hiso, viaje directo y sin escalas hasta Oaxaca, México.

—¿Y exactamente a dónde llegamos? No veo nada a la redonda, solo arboles y una extraña atmosfera.

Bueno, me sentía muy bien de regresar aquí, después de tantos años.

—Pequeña Elle, ¡estamos en México! vinimos a visitar a un viejo amigo, uno que no me odia, por cierto, él nos ayudara un poco.

Solo debíamos encontrarlo.

—¿Es un mago?

—Bueno, se podría decir, pero el usa otra palabra para describirse, creo que una forma correcta de llamarlo seria chaman.

—¿Y como lo encontraremos? Estamos en medio de la sierra.

Elle tenía razón, estábamos en medio de la sierra, lejos de cualquier pueblo o rastro de civilización, pero eso no era ningún problema para gente como nosotros.

—No te preocupes por eso, él ya sabe que estamos aquí, incluso sabe la razón de nuestra visita, solo debemos esperar a que llegue, mientras tanto, deberíamos preparar algo de comer.
Y así lo hicimos, Elle y yo preparamos un poco de comida, teníamos una pequeña parrilla de gas y un poco de carne para asar; estábamos a la mitad de un camino no pavimentado, pero eso no era problema, casi nadie visitaba estos lugares, solo unos cuantos.

—¿Y me dirás la razón por la que vinimos a visitar a tu amigo?

Habíamos empezado a comer, esta seria una buena plática mientras esperamos a mi amigo.

—Claro, en primera, su nombre es Don Benito, es alguien en extremo poderoso, uno de los más grandes y poderosos chamanes que existen, él te ayudara a entender y aprovechar tus habilidades.

Elle me miro inquisitivamente, sabia que eso no podía ser todo.
Pero cualquier cosa que me quisiera decir, se la guardo.

—Dime Legión, ¿que ganas tu al ayudarme? no eres alguien caritativo, eso lo se, ¿entonces por que lo haces?

Afortunadamente no tuve que responder a esa pregunta, nuestro anfitrión apareció de improvisto.
Salió de entre la maleza de la sierra.
Un hombre de avanzada edad, pero con una fortaleza que cualquier hombre joven envidiaría.

Me levante al verlo llegar, se acercó a donde nos encontrábamos y nos saludo cordialmente.

—Buenos días Niza, mucho tiempo sin verte, y has traído contigo a la pequeña Béelia.

Elle se extraño de este recibimiento, más aun por los nombres que nos dio don Benito al vernos.

—Ya deberías saberlo, los nombres son algo muy importante, estos nombres que nos ha dado Don Benito son los nombres por los que él nos conoce y por los que nos llamara.

Camine hacia don Benito y lo abrase, hacia mucho tiempo que no lo veía, le presente a la pequeña Elle y el quedo maravillado con la pequeña, un buen signo.

Nos guio hasta su casa, no estaba muy lejos del lugar donde habíamos parado, tal vez unos 20 minutos de caminata, así que nos pusimos en marcha, había tanto por hacer y muy poco tiempo para hacerlo.

Su casa estaba echa de adobe y paja, constaba de dos habitaciones, solo eso, don Benito tenia una pequeña estufa para calentar su comida y un pequeño petate para dormir.
Un gran hombre.

Llegamos a la casa de Don Benito y nos sentamos a descansar un poco después de la caminata, Don Benito preparaba un poco de café en una olla de barro; elle fue la primera en hablar.

—¿Hace cuanto que se conocen?

Vaya, esa si que era una pregunta difícil.
Don Benito fue quien respondió.

—La primera vez que escuche hablar de Niza fue de boca de mi abuelo, me contaba grandes hazañas hechas por Niza, pero la primera vez que lo vi personalmente, yo tenia 23 años.
En ese entonces Niza usaba un rostro distinto.

—Pero, ¿como es posible?
Elle parecía sorprendida, muy sorprendida, sin embargo, su pregunta fue ignorada por ambos.

—Desde entonces, Niza y yo hemos tenido contacto cada cierto tiempo, nos hemos encontrado en distintos planos de la realidad, y en alguna ocasión lo e ayudado un poco.
Pequeña Béelia, aun no conoces en su totalidad a Niza; eso solo puede significar dos cosas, tu salvación o tu perdición.

Bueno, eso ya era demasiada información.

—Bien, bien, todo se aclarara en su momento, por el momento, Don Benito, necesito pedirle un favor.

Nos alejamos un poco de Elle, aun no era el momento de que ella lo supiera todo, antes de eso había muchas cosas que resolver.

—Necesito un “viaje”, hay algo que quiero describir, tus medios de viajar serán los mas rápidos.

—Sabes que te ayudare, tengo un poco de “polvo” preparado para un viaje rápido, si quieres algo mas profundo tendré que prepararlo con cuidado.

—El viaje rápido me servirá, mientras tanto podrás preparar a Elle un poco.

—¿Exactamente por qué la trajiste?

—Oh, vamos, no me hagas revelar la parte mas divertida del juego.
¿Me ayudaras a prepararla?

Don Benito no me respondió, en realidad no tenia opción, enseñar siempre había sido su misión.
Me dirigí a Elle para explicarle lo que tramaba, me ausentaría por unos momentos, no corporalmente, pero si en esencia, mientras tanto ella se quedaría a compartir y obtener experiencias con don Benito.
Elle acepto sin problemas.

Mientras tanto yo saldría a pasear.
Visitar a algunas personas a las que no les gusta ser visitadas.
Algunas de las cuales ni siquiera conozco.

—Toma, una pequeña cantidad, puedes llamarme cuando estés de regreso.

Don Benito me entrego una pequeña bolsita de cuero, en su interior se encontraba un polvo muy especial, hecho con el único propósito de expandir la mente y el espíritu.
Un polvo muy especial.





-Marius von Cheshire